—Querido maestro, tú crees que estamos haciendo los
esfuerzos necesarios para comprender qué somos en realidad?
—Sin duda, amados discípulos, siento que ese esfuerzo
logrará el buen resultado hacia todos.
—Entonces —complementó
el discípulo—: sientes alegría y orgullo de ello?
—Por qué habría de sentir una cosa u otra? —preguntó el maestro.
—Quizás porque eso pudiera animarnos más si lo supiéramos? —dijo un discípulo con el
apoyo expresivo de los demás.
—De acuerdo! Entonces, con ese razonamiento, si sintiera
tristeza y decepción os desanimaríais, es eso cierto?
Los discípulos, que no esperaban tal desarrollo de la
cuestión, permanecieron callados, mientras el maestro prosiguió:
«La alegría o tristeza que pueda sentir, será interior, y
por cada uno, y no por creer haber sido, uno mismo, el medio de ella propia. El logro y la
verdadera alegría se sienten en uno mismo, al comprobar que, a pesar de todas
las dificultades, los esfuerzos que has empleado han logrado una especie de
satisfacción personal. La expresión mal interpretada de esa alegría puede
generar orgullo, y eso es Ego.
«No puedo sentir orgullo, porque requiere valoración
personal de un logro proprio o ajeno, exaltando cualquier clase de merito y
creando la idea de superioridad. En la misma línea, la decepción te aleja
también de la realidad, porque es valoración —Ego
de la misma forma.
—Recordad: Si quieres buscar el verdadero reflejo de lo que
sientes, solo debes mirar a tu interior, el que siempre es fiel a ti mismo.
Al único espejo que debes de mirar para buscar el verdadero
reflejo, es al tuyo propio que está en
tu interior. No necesitas aprobación o reproche del exterior pues no eres un
reflejo de eso, eres la verdadera imagen.
Que así sea! © jose
luis iglesias ros
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