—Querido maestro —preguntó un discípulo—: Cuándo vamos a alcanzar la
sabiduría?
—Amado discípulo, la pregunta correcta
es: Estamos dispuestos a buscar y poner, dentro de nosotros, todos los
ingredientes que tenemos para realizarla? —rectificó el maestro con dulzura,
causando risa en otros discípulos, que fue prontamente notada por el maestro,
que cuestiona:
—Qué os ha causado esa risa, amados
discípulos?
—Querido maestro —explicó un
discípulo—: es que parece que estamos hablando de la receta de una tarta, con
eso de ingredientes…
—Y efectivamente así es! —confirmó el maestro, satisfecho de la conclusión.
«Pero no la receta de una tarta cualquiera.
Una tarta lo puede hacer cualquiera.
«Qué se necesita para hacer una tarta?
Hay algunos ingredientes básicos, tal como harina de trigo, huevos,
mantequilla, agua, levadura, extracto de sabores y azúcar —todo es naturaleza.
«Luego de mezclar los ingredientes en
un molde, estos serán cocidos al horno, a alta temperatura. Si no tienes todos
los ingredientes, puedes comprar los que te faltan, o todos ellos, en la tienda
de al lado.
«Al decir la cantidad exacta de cada
ingrediente, y la forma de mezclarlos y cocerlos, todos llegarán a la tarta
perfecta, hasta un niño tiene esa capacidad.
«El relleno y la ornamentación van a
definir para qué servirá la tarta: si para un cumpleaños, una fiesta entre
amigos, etc. Según el gusto de cada uno, le agradará más o menos, quizás
incluso, algunos puedan rechazarla.
«Para la tarta de la sabiduría,
también hay algunos ingredientes básicos, como puede ser la paciencia, la
dedicación, la fe, el amor universal, el conocimiento o el desapego, entre
otros.
«Aquí, los ingredientes no se
mezclan, sino que se correlacionan, pero mantienen su esencia y efecto particular
que será percibido cuando uno la deguste.
«El molde también es único. Ningún
molde servirá para retener esa sabiduría sino el molde de uno mismo, porque,
diferentemente de la tarta, el que fue cocido, previamente, fue el molde y no
los ingredientes que necesitan estar en su estado puro para que lleguen a
ocupar perfectamente el molde. Diferente también es que si uno no busca y no
encuentra estos ingredientes, no los puede comprar en cualquier tienda, pues
son ingredientes únicos, hechos a la medida de cada individualidad.
«No se necesita relleno ni ornamento y lo que
la define como especial es que sirve para todos y a todo momento. Ella tiene y
mantiene su propio atractivo. El decorado de la tarta se visualiza en la cara
de los que la comparten.
«Tampoco hay cantidad exacta de estos
ingredientes, porque ellos varían de acuerdo con el molde y del tiempo de
cocción de éste. Sin embargo, si buscas los ingredientes y los encuentra —en
mayor o menor medida no importa—, llegarás a realizar la tarta, y esta será
perfecta. Perfecta para ti y curiosamente perfecta para todos.
«Ahora bien, la verdadera diferencia
es de que no la disfrutarás tú solo, sino todos.
«Jamás se acabará, porque ella se
llenará de sí misma en la medida que la compartes. «Y cuando la compartes,
estás regalando algún de estos preciados ingredientes a quien los necesite,
pero nadie, nunca, podrá rechazar de probar un poco de ella…
Quién no le gusta una tarta? Pero
para que salga buena, tenemos que elegir bien los ingredientes y mimarlos con
amor. Luego es compartir, servir y ver el decorado de la tarta en la felicidad
de los que la reciben.
Que así sea! ©
jose luis iglesias ros
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