—Querido maestro, cual fue
el discípulo que más necesitó de tus enseñanzas?
—Amado discípulo —dijo el maestro—, esta es
una buena paradoja y sencillamente era el más inteligente de todos que he
conocido.
«Si le
preguntaba algo sobre arte, me decía todos los datos sobre los libros que se
han escrito. Lo sabía todo sobre los artistas: vida y obra, incluso sus
secretos más íntimos.
«Sobre
medicina, sabia todas las formulas y usos, sus contraindicaciones e incluso
sobre las enfermedades.
«Sobre las
guerras, me las citaba todas, con sus generales, sus estrategias y el por qué
de todas las que se perdieron.
«Sobre el
amor, me contaba todo sobre los romances de Casanova o Don Juan Demarco.
—No entiendo
querido maestro —indagó
un discípulo—: si era tan inteligente, casi un genio, por qué necesitaba de tus
enseñanzas?
—Es sencillo —contestó el maestro—:
porque todo había aprendido de los libros y pasó toda su vida sin encontrar el mayor
libro jamás escrito: el libro de quien eres:
«Él no había
jamás observado el arte en la belleza de una flor, o en el toque de unos
labios, o en la caricia de unas manos o en un abrazo.
«Le entraba pánico
al ver la sangre en un corte de la mano y se desesperaba cuando se ponía en
estado febril.
«Jamás pudo
interceder en una pelea con intención de cesarla, porque le faltaba el coraje
de exponer su opinión.
«Nunca supo
entender qué era el amor, ni ver la belleza de despertar al lado de un ser
amado, ni socorrer, por amor, a un animal herido.
«Pero, paradójicamente,
conservaba la humildad de reconocer todo el tiempo que había perdido en saber
de la vida de otros, en detrimento de la suya propia.
«Simplemente
él desconocía la extensa biblioteca de su mente, la que le enseña el arte de
apreciar lo sutil; que le enseña cómo no dejarse afectar en la enfermedad, que
muchas veces uno mismo la crea; que le enseña el coraje para enfrentar lo
desconocido y vivir su propio sueño; y principalmente que le enseña a amar a sí
mismo y a los demás como de uno mismo se tratara —el
amor universal.
Recordad: El
libro que debes leer es el libro sobre tu vida, y si no lo tienes, trátalo de
escribir.
Quien no le
gusta leer? Está muy bien leer. Leer es interactuar y un ejercicio de libertad:
aprendes, recuerdas y te identificas.
También
puedes aprender, recordar e identificarte cuando te atreves a leer tus propios
pensamientos. Atreverse a este ejercicio te hará descubrir quién eres.
Que así
sea! © jose luis iglesias ros
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