—Queridos
discípulos —pronunció
el maestro—: mañana es el día que tenemos que hacer limpieza en el Ashram.
Y todos
estaban conformes porque era un día especial, a pesar del trabajo, todos podían
reírse a la voluntad y el ambiente era como de fiesta.
—Aunque hoy —prosiguió el maestro—, haremos limpieza en
nuestra mente.
—Querido maestro —cuestionó un discípulo—: porque no limpiamos el
Ashram hoy y nuestras mentes mañana?
—Amado discípulo, en un
cuerpo cansado, agotado por una actividad física, la mente se vuelve agitada y
no puede concentrarse y al no concentrarse, todo lo que intente hacer será descuidado.
Al mismo tiempo, con una mente descansada, tu concentración es máxima y el
rendimiento de ésta puede repercutir en cualquier actividad.
—Querido maestro —intervino otro
discípulo—: Si hemos de limpiar nuestras mentes es que nuestros pensamientos son
todos basura?
—No exactamente querido
discípulo, nuestros pensamientos no son basura, sino que, a través d ellos,
generamos esa basura. Para entender, debemos saber qué es basura:
«La basura
es el residuo de lo que no es lo principal. Principal es aquello que agrega
valor. Cuando retienes algo que ya no te agrega el valor esperado, generas
basura.
«Los
pensamientos también generan basura, una basura sutil que va ocupando el
espacio de tu mente y entorpeciendo la fluidez de todos los demás pensamientos.
«Si os
acordáis, ayer estuvimos hablando sobre los elogios y las críticas. Las
recibidas y las emitidas. Eso son basura, porque no te agregan valor alguno, al
contrario, si las retiene, se van acumulando y transformando en lastres.
«Todas las
ideas preconcebidas sobre nosotros mismos, y las que nos han dicho y que, de
alguna forma, nos hemos creído: esto también es basura, y la estamos
almacenando y posiblemente contaminando todo el entorno de nuestra mente.
«Para no
generar basura en nuestra mente, debemos ser apenas el observador, aquél que no
se involucra. No debemos tomarnos nada como personal, ni el mayor halago, ni la
mayor ofensa.
«Para la
basura ya generada, la aceptación, la gratitud y el amor universal, van a ser
las herramientas usadas para “reciclar” esa basura. Cuanto más práctica hagas
de estas herramientas, más liviano te irás sintiendo, porque estás limpiando a
tu mente.
A casi nadie
le gusta limpiar, porque implica la idea que fue ensuciado —esta es la realidad
oculta. Entonces evitarás ensuciar. Con la mente pasa igual, vamos ensuciándola
con pensamientos que no agregan valor alguno y son, al final, lastres. La aceptación,
la gratitud y el amor universal te ayudan a limpiar cualquier rincón de la
mente.
Que así
sea! ©
jose luis iglesias ros
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