—Querido
maestro —dijo
un discípulo—: yo siento en ti un buen maestro. Me pregunto si a ti no te
gustaría tener más discípulos?
—Amado
discípulo —preguntó
el maestro—: quién tiene sed?
—Quién
tiene sed? —repitió
el discípulo con aire de dudas.
—Sí! —afirmó
y aclaró el maestro—:
Cuando tienes sed, buscas beber agua, no es así? El agua no sabe que tú tienes
sed, hasta que le buscas a ella, pero tú sí sabes que tienes sed y por ello le
buscas a ella. El agua comprende que tienes sed porque le has buscado y
comprende el por qué le has buscado en ese exacto momento, pero ella no te
pregunta: tendrás sed mañana? O: ayer te he estado esperando, por qué no
viniste?
Todos los discípulos,
entonces, se echaron a reír.
—Ahora bien —prosiguió el maestro—: suponga que el
agua mismo tenga sed, quién le saciará su sed? Nadie! Ella no tiene sed, porque
es simplemente agua, ella es simplemente ella misma y está para servir. Ella
está satisfecha con ella misma. En definitiva ella es la realidad en sí misma.
«Siempre buscas lo que consideras que estás necesitando, y si no es una
necesidad física, eso es simplemente Ego. El Ego quiere alimentarse siempre y
si tú no le alimentas queda débil. Qué pasa cuando uno está débil?
—Que no
tiene fuerzas —dijo un discípulo.
—Exacto! —Afirmó el maestro—. Si no tiene fuerzas, no puede controlar nada, y tú entonces
tienes que tomar el control. Luego de tomar el control, ves que no le necesita
y cuando no necesitas de algo, te olvidas que está ahí. Déjalo estar, al final
es solo parte de tu mente.
«Recordad: Pregúntate
siempre: Quién está sediento? De lo que estás sediento? La insatisfacción te
hace buscar cosas que no necesitas, y la causa es ignorancia de la realidad. La
realidad es satisfacción en ella misma.
No puedes programar cuando tendrás sed. Ella simplemente
aparece y te recordará a cada momento que está ahí y que tú estás necesitado. Debes
aceptar y buscar el agua.
Acaso la vida espiritual no es así?
Que así sea! © jose luis iglesias ros
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