—Querido
maestro —preguntó un
discípulo—: cuál ha sido tu mejor maestro?
—Amado discípulo: sin duda
alguna el sufrimiento.
—El sufrimiento? —cuestionó el discípulo,
prontamente respondido por el maestro:
—Cuándo
decides beber agua? Cuando tienes demasiada sed!
«Cuándo
decides enfrentar a un peligro? Cuando ya no ves otra salida.
«Cuándo
decides declarar el amor a una mujer? Cuando ese amor ya no lo puedes contener.
«Cuándo
decides poner fin al sufrimiento? Cuando crees que has sufrido demasiado.
«Cuando no aceptas que las personas, cosas,
lugares o situaciones se presenten de forma distinta a aquello que has deseado
o imaginado, llega el sufrimiento. No te rindes en tu expectativa y te sientes
defraudado — tu Ego
se siente defraudado. Ante tal situación sufres.
No es la
situación que te causa sufrimiento, sino la interpretación que haces de esa
situación.
«Solo
reconoces que la base de tu sufrimiento es solo la expectativa que has creado,
cuando has sufrido demasiado, cuando has tocado hondo, ultrapasado el límite. A
partir de ahí, a partir de reconocer que eres la causa de tu propio
sufrimiento, decides aceptar que las personas, cosas, lugares o situaciones son
como se presentan; que tus expectativas no cuentan para nada, que el Ego es tu
propio enemigo —si
quieres dejar de sufrir.
«Es
realmente una paradoja que para dejar de sufrir, tengas que alcanzar el extremo
del sufrimiento, pues si no sufres, no puedes llegar a entender la naturaleza
de este y, por lo tanto, no tendría la posibilidad de aprender ni crecer
espiritualmente.
«Estarás
listo para sanar cuando reconoces que el sufrimiento lo causaste tú mismo, en
base de tus pensamientos, de tus expectativas, y cuando decides que puedes
poner fin a ese sufrimiento, eso también te llevará a no causar más sufrimiento
a los demás, a vivir como quien realmente eres, a dejar las apariencias de un
lado, a no crear expectativas, a no esperar los resultados que pueden que
lleguen o no y acabas por vivir en el presente, el único momento en que las
cosas son ciertas.
«No solo ha
sido mi mejor maestro, sino el de muchas personas que han llegado a comprender
esto que estamos hablando.
—Amado
discípulo, por el amor que te tengo, acepta el sufrimiento como tu mejor
maestro.
A nadie le
gusta el sufrimiento, incluso hacia los demás. Qué nos causa el sufrimiento?
Una persona, un lugar, una cosa, una situación o uno mismo? Al hacer la prueba,
sin dejarnos engañar por el Ego, comprobamos que uno mismo causa el propio sufrimiento,
aunque es una buena noticia, pues si aceptamos el sufrimiento como nuestro
maestro, él nos conducirá a nuestra libertad.
Que así
sea! ©
jose luis iglesias ros
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